Tus besos sabían a deshielo. Deshacían mis fríos labios amoratados. Hacía frío en aquel mes de marzo inusual. La primavera apenas despuntaba, y había nevado. Dichosa nieve que cubría los tejados de aquel pueblo de interior. Tú estabas acostumbrado al frío. Yo provenía de un paisaje cálido y, sorprendida, había estado mirando los primeros copos …