Una línea dividía aquel corazón y lo fraccionaba en dos pedazos desiguales. Era el dibujo especial que ilustraba aquella cubierta. Aquel libro manuscrito reposaba en una de las estanterías de su cuarto. Una sugerencia osada con una letra descuidada cobraría por fin sentido para ella años después. Se escondía entre las primeras páginas: «Equivoquémonos juntos. …