He tenido el placer de leer este libro gracias a PriceMinister que me lo regaló a cambio de escribir una reseña en mi blog. Como lo prometido es deuda y la fecha límite de la publicación era hoy, me he lanzado a escribir mis impresiones con la lectura que justamente he terminado esta mañana por lo que lo tengo bien fresquito en mi memoria. He leído este libro a contrarreloj ya que cuando lo recibí todavía me estaba acabando “La caída de los gigantes” ya que para comprender la totalidad de la historia decidí empezar por el principio. Han sido tres semanas de lectura intensa, sin descansar, leyendo por la mañana nada más levantarme, en el autobús, al mediodía y por la noche. No se me ha hecho para nada pesado ya que la historia una vez la empiezas no la puedes soltar, son personajes que te arrastran, perfectamente entrelazados y, a través de sus vidas vivirás diferentes puntos de vista que te harán comprenderlos, odiarlos o quizás amarlos.
“El invierno del mundo” forma parte de una trilogía, “The Century” y quizás será el más duro de todos ya que narra desde los inicios de la Segunda Guerra Mundial hasta los inicios de la Guerra Fría. Es el libro que viene después de “La caída de los gigantes” y como los he leído seguidos me cuesta separar los argumentos aunque lo voy a intentar. En “El invierno del mundo” sigue la historia que nos dejó “La caída de los gigantes”, sus protagonistas principales, que nos conmovieron durante numerosas páginas, se convierten en secundarios para dar paso a la vida de sus hijos que toman las riendas en el argumento. Son 958 páginas en el que no pararán de ocurrir cosas, en ningún momento la trama decae ni se apaga sino que sentirás ganas de avanzar para comprender sencillamente el por qué de todo lo que ocurrió en aquellos crueles años de nuestra historia.
El libro empieza con el personaje de Carla, hija de Maud y Walter von Ulrich, en el año 1933 en Berlín donde la agitación política y social estaba en el orden del día como lo demuestra la siguiente frase nada más empezar la lectura: “En cuanto entró en la cocina percibió la hostilidad como el viento gélido que barría las calles de Berlín en febrero antes de una ventisca”. Y este frío, metafórico o no, es con el que iniciarás la lectura que te dejará el corazón helado conforme avances por sus páginas. Mis impresiones a través de las escenas frías, duras, hostiles, bélicas y violentas me han dejado encogida porque están narradas de una forma muy real y próxima. Ken Follet dibuja con palabras escenas que son muy fáciles de imaginar, su prosa no es en ningún momento mágica en cuanto a recursos estilísticos se refiere pero sí que lo es el argumento y los personajes que la componen y creo que aquí es donde radica su éxito. Son historias muy bien tejidas que en ningún momento te sientes perdida sino que él te va guiando a través de los distintos escenarios que te hacen comprender la totalidad de la novela. Son historias que se entrelazan como las piezas de un puzle, hay intriga, y sentimientos de amor sin llegar en ningún momento a ser cursis. El narrador de la novela se sabe poner en la piel de cada personaje que lo compone a la perfección y sabremos además de cómo son, cómo sienten, que hacen y qué piensan en todo momento.
La novela larga de por sí se estructura en tres partes:
-1) La otra mejilla: asistiremos a todo el panorama que había antes de la Segunda Guerra Mundial.
-2) Los años sangrientos: La Segunda Guerra Mundial.
-3) La paz fría: Los inicios de La Guerra Fría.
Ha sido una historia muy dura y no es la primera que me he leído de esta temática pero para mí es sin duda de las mejores por los diferentes puntos de vista que ofrece y los diferentes escenarios descritos como pueden ser Londres, Moscú, Berlín, Estados Unidos, Francia, España… Personajes entrañables morirán en este libro que no voy a desvelar en esta reseña, otros serán torturados, la angustia está servida. Sin ser muy aficionada a leer libros bélicos ni históricos este me ha calado y os lo recomiendo, es uno de los mejores que me he leído este año 2012.