Siempre quedará un rastro de poesía en tus ojos tristes, de silencio se cubrirá tu respiro. El viento mueve tu pelo, en ese latir que tienen los versos. Callas. Es inaguantable tu mirada. No fluye la palabra en ese río seco. Veo molinos en tus ojos parados y grises. Habla. Comparte tus ideas conmigo, ya basta de encerrarse en una misma. Quisiera besar un molino en movimiento, en el pedestal de tu adiós amargo. Las palabras que no nos dijimos, vuelan en la carta de mis labios. Hoy recuerdo el último vacío, mi mano parada en el buzón silencioso, que aprende a escuchar tu rima y su significado.
® Helena Sauras