Un #EjercicioLiterario que he realizado esta mañana. No hay ni una simple palabra en todo su contenido que empiece por la letra A. Una carta emotiva escrita desde la nostalgia por la ausencia de una hermana. Si queréis, podéis escuchar o leer su historia.
Mi querida y única hermana:
Soy sólo un pañuelo mojado de tanto llorar. Tengo dos bolsas hinchadas debajo de mis ojos por donde corren lágrimas. No están vacías de sentimiento. Mis dos costados me duelen del esfuerzo que hago tosiendo por una infección pulmonar. El tiempo se precipita irremediablemente hacia la Navidad. Esa Navidad que recuerdo hermosa a tu lado, con esos juegos de luz tiritando momentáneamente en la nieve, y el pino que se estremecía rendido y con encanto.
Y tú que me hacías cosquillas, y tal vez en la noche, te estremecías, como el pino, por el frío que se colaba por debajo de la puerta.
Te extraño. Me estoy fundiendo en un lugar de conocidos por la distancia que nos separa.
Y siento todavía tu presencia cuando la campana suena en el otro lado de esta ciudad. Repiquetean todavía las palmas de tus juegos en mi memoria, las que compartíamos también con las vecinas.
La ciudad era fantástica porque era mi ciudad, con esas calles que subían y bajaban entre edificios que deslumbraban. Era la que conocía los juegos secretos de nuestra infancia. Ahora ya no conozco la mayor parte de sus nombres.
Me resulta normal tu rechazo, incluso lo siento familiar.
Y ahora estoy queriéndote encontrar en el buzón en forma de garabato, una carta tuya que me dé noticias de ti.
Te nombré después de muchos meses de invierno en donde no salía el sol en mi locura cotidiana. Cuando soñaba, veía las flores púrpuras de unos jardines. Pensaba en mis sobrinos y recorría sus fotos con mis manos, sus sonrisas marcaban el comienzo del cielo.
Cómo extraño todo lo que viví contigo.
Ahora deambulo en laberintos de pasillos sin ser nunca claros.
Buscando una carta. Seguir buscando. Como un pañuelo mojado de papel me siento, empapada. No lo secará nunca ningún viento. El no saber de ti es lo que me pesa. Haber perdido en esa guerra sanguinaria como si todas no lo fueran. Esconderme. Rendirme. No encontrar nunca tu fosa común hacia dónde dirigir esa carta.
Tu hermana sin exilio
Un texto cargado de mucha nostalgia. Yo no perdí una hermana; pero si a uno de mis tíos a causa de la violencia e intolerancia que vive mi país. 14 años sin saber que pasó, sin tener dónde llorar o dónde llevar una flor. El tiempo es cruel con su paso; y el dolor solo se adormece.
Saludos
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