Mis pasos cansados me han llevado al bar de la inocencia perdida. En la barra, clavado en el bar, está Nacho bebiendo un whisky con hielo acompañado por una joven. Le he visto y me ha mirado, pero no creo en ningún dios. Su carita de niño agitanada, tostada por el sol del Mediterráneo, descubría …